La tabla de Flandes

Y hoy una de intriga, con toques artísticos y ajedrecísticos

La tabla de Flandes

Autor Arturo Pérez-Reverte

416 páginas

Género: Intriga, misterio

Primera edición en 1990

Julia es una joven y prometedora restauradora, que está trabajando en el cuadro La partida de ajedrez, del pintor flamenco Peter Van Huys. Durante el proceso sale a la luz un secreto oculto durante siglos, relacionado con la historia, el cuadro y el ajedrez. Pronto hará aparición un misterioso asesino que querrá jugar con ella y sus amigos una curiosa y macabra partida de ajedrez, en la que cada personaje representa a una pieza en el tablero.

He aquí una novela bastante completita, que trata distintos temas que me encantan: arte, historia, restauración, mercado del arte, mundo del ajedrez,...
La historia engancha, porque avanza a buen ritmo y de forma fluida, y consigue su objetivo de crear intriga. Según se complica la trama, vas sospechando de todos y cada uno de los personajes, intentando descubrir cuál es el objetivo oculto que se encuentra tras los crímenes. Sin embargo, el desenlace no dejará de sorprender a nadie...
El libro comienza con un estilo sencillo, bastante coloquial por el que avanzas a buen ritmo, pero a medida que avanza y se complica la trama, va tendiendo más hacia un estilo poético y más complejo. Hay un fragmento que me puso los pelos de punta mientra lo leía, y es el siguiente:

"Y vio por fin al caballero, jubón acuchillado y calzas amaranto, con una cadena de oro al cuello y una inútil daga colgada al cinto, paseando a la anochecida junto al foso de la Puerta Este, solo, sin escudero que perturbase su meditación. Lo vio levantar los ojos hacia la ventana ojival y sonreír; apenas un esbozo de sonrisa, distante y melancólica. Una sonrisa de aquellas que traslucen recuerdos, amores y peligros, y también la intuición del propio destino. Y tal vez Roger de Arras adivina el ballestero oculto que, al otro lado de una almena desmochada, entre cuyas piedras brotan retorcidos arbustos, tensa la cuerda de su ballesta y le apunta al costado. Y de pronto comprende que toda su vida, el largo camino, los combates dentro de la rechinante armadura, ronco y sudoroso, los abrazos a cuerpos de mujer, los treinta y ocho años que lleva a cuestas como un pesado fardo, concluyen exactamente aquí, en este lugar y momento, y que nada más habrá después de sentido el golpe. Y lo inunda una pena muy honda por sí mismo, porque le parece injusto acabar así entre dos luces, asaeteado como un verraco. Y levanta una mano delicada y bella, varonil, de esas que inmediatamente hacen pensar qué espada blandió, qué riendas empuñó, qué piel acarició, qué pluma de ave mojó en un tintero antes de rasguear palabras sobre un pergamino... Levanta esa mano en señal de una protesta que sabe inútil, porque entre otras cosas no está muy seguro de ante quién ha de plantearla. Y quiere gritar, pero recuerda el decoro que se debe a sí mismo. Por eso lleva la otra mano hacia la daga, y piensa que al menos con un acero empuñado, aunque sólo sea ese, morir resultará más propio de un caballero... Y escucha el “tump” de la ballesta y se dice, de modo fugaz, que debe apartarse de la trayectoria del venablo; pero sabe que un virote corre más que un hombre. Y siente que su alma gotea despacio un llanto amargo por sí misma, mientras busca desesperadamente, en la memoria, un Dios a quien confiar su arrepentimiento. Y descubre con sorpresa que no se arrepiente de nada, aunque tampoco está muy claro que haya, en este anochecer, un Dios dispuesto a escuchar. Entonces siente el golpe. Hubo otros antes, donde ahora tiene cicatrices; pero sabe que este no dejará cicatriz. Tampoco duele; simplemente el alma parece escapársele por la boca. Entonces llega de pronto la noche irremediable, y antes de hundirse en ella comprende que esta vez será eterna. Y cuando Roger de Arras grita, ya no es capaz de oír su propia voz"

Pero personalmente, creo que uno de los mayores atractivos de esta novela son sus personajes y cómo los retrata el autor. Son personas variopintas, poco comunes en este tipo de novelas policíacas y de intriga, pero profundas, magistralmente representadas sus diferentes facetas. Tenemos a una galerista madura que no sabe envejecer dignamente, rodeada de drogas y jóvenes amantes, un anticuario homosexual, muy culto pero con una lengua viperina, y un maestro ajedrecista, encerrado dentro de un hombrecillo triste y oscuro, un oficinista de monótona vida que únicamente recupera la pasión y la chispa en sus ojos cuando se sumerge en una partida de ajedrez.

Bueno, y una duda que tuve al leer este libro. ¿Realmente existe la obra "La partida de ajedrez"?¿Y este autor, Van Huys? Pues resulta que no. La obra en torno a la que gira esta novela es totalmente ficticia. Se creó basándose en otras obras del mismo periodo y estilo flamenco, y la verdad es que el resultado está bastante conseguido. Creo que la principal fuente de inspiración fue el maestro Van Eyck. Os pongo dos cuadros suyos que ilustran la cuestión.

La virgen del Canciller Rolin (1435)

El matrimonio Arnolfini (1434)

Como se puede apreciar el diseño del suelo es muy similar, pero hay multitud de semejanzas: las ventanas y el paisaje del fondo, el color rojo de la túnica de la virgen es la misma que la de uno de los personajes, e incluso el peinado del canciller es parecido al de la portada. También os he puesto el famoso cuadro del matrimonio Arnolfini por la importancia que tiene el refrejo del cuadro en la novela, empleado magistralmente por Van Eyck en esta inmortal obra.